"CAMINADA DE CARENES 2012" EL PONT DE SUERT-TREMP

Escribir para un blog dedicado a los Skygames sin haber participado al menos en una caminata, es prácticamente denunciable. Tarde o temprano tenía que llegar el momento de vivir en mis carnes lo que siente un corredor. Ese momento fue la "Caminada de les Carenes 2012". Una marcha de 54’3 km y un desnivel total acumulado de 5.106m (2360m de ascenso)  que transcurre entre los términos de El Pont de Suert y Tremp.

Llevaba tiempo motivándome con los videos de Kilian’s Quest, así que me inscribí. Pensé que una marcha considerada “popular” se adaptaría a mi perfil. Primer error: se están extinguiendo las marchas populares de bastón, chiruca, tortilla de patatas y vino. Es como si la "filosofía" Salomon, los diferentes clubs, y las numerosas competiciones hayan cambiado las reglas, por mucho que en la salida nos empeñáramos en decir “que nos lo tomaríamos con calma”. Evidentemente no era un maratón ni un ultratrail, pero era una prueba puntuable en las marchas de resistencia reguladas por la FEEC.

Visto el nivel de los 216 participantes, busqué compañeros de viaje, aliados que me iniciaran en este mundo desde mis posibilidades, y los encontré en Xavi y Xep. La salida fue a las 5 de la mañana (no haré ningún comentario sobre el horario, como novato no tengo derecho). Pese a salir últimos el ritmo general me pareció imposible de mantener. Sin embargo no era suficiente para mis compañeros, y adelantamos posiciones. La oscuridad y los frontales nos habían transformado en un río de luciérnagas atléticas, bonitas de ver, y yo era una garrapata que se iba acomodando al mundillo de las luciérnagas.

La primera ascensión por la Faiada se hizo soportable. Adelantar era tarea imposible debido a los senderos estrechos. Tuvimos que esperar hasta llegar a Sant Roc de Viu. Entonces empezó la auténtica competición, nuestra particular competición. Ya de día y con una bajada ante nosotros corríamos como auténticos trail runners adelantando a quienes tienen por religión andar. Habíamos superado el primer atasco formado en la cola, el grupo se había estirado, y nos situamos en las posiciones del medio.

Después llegó el barranco de Cantallops, y con él la segunda ascensión dura hasta Sant Roc d’Adons. Xavi era el más fuerte y tiró. Por momentos creí perderlo. Mis piernas empezaban a estar "cartonianas", o sea duras como el metal. Desde Sant Roc ya se veía Adons y con él la esperanza de un avituallamiento como Dios manda, con sus frutos secos, bebida isotónica… chorizo del país, vino, el queso de Corroncui, y la miel del Tastet de Mel. Si algo aprendí es a tomarme en serio el avituallamiento.

En Adons salían 265 participantes más que hacían los 32'5 km hasta Tremp. Continuamos nuestra marcha de trail, corriendo cómodamente, charlando y riendo. Pero era el camino incorrecto, nos habíamos desviado 1’5  km.

Tuvimos que volver hacia atrás y recuperar el sendero que ascendía hasta empezar el "vía crucis" de las crestas de la Serra de Sant Gervás. También muy bonitas de ver, pero no tanto de correr. Xavi tiraba y tiraba por los repechos de subida mientras que a Xep y a mí nos costaba seguirle. Terminó por escaparse. Xep iba quedándose atrás y yo seguía como podía.

Antes del segundo avituallamiento, en el Pui de Llerás, las bajadas superaron las subidas, y me sentí cómodo. Las piernas que tanto me costaba arrastrar se volvían ligeras en rectas y bajadas. Terminado el avituallamiento me lancé a correr. Y lo hice mucho mejor de lo que pensaba pese a llevar 30 km. Al cabo de poco vi a Xavi en el horizonte. En ese momento empezaron la bajadas hasta Gurp. Fue emocionante lanzarse por esos caminos, pasar los refugios de pastores en las rocas, superar un golpe de calor, y creerme Kilian Jornet en la bajada final al pueblo, donde hay cuerdas para ayudarse a descender entre ligeros tramos rocosos.

Terminado el avituallamiento final afrontamos los 12 km hasta la meta. Sólo nos faltaba una última subida, donde me quedé atrás. El resto era un descenso hasta Tremp. Y mis piernas me permitieron seguir corriendo. Eso hice, pasando a Xavi y adelantando a otros. Emocionado por los resultados, me volví a desviar de la ruta. Nuevamente hice 1’5 km de más. Cuando encontré las balizas, a 5km del final, ya no estaba para tonterías y me arrastré hasta llegar a meta… fue el momento de preguntarme ¿qué hago yo aquí?

Tras esa pregunta, mucho después de los latigazos eufóricos de las endorfinas, me di cuenta que había conseguido mi objetivo: ya sabía qué piensa y siente un corredor de montaña. En el polideportivo de Tremp me encontré con Xavi, que había llegado 5 min antes.  Nos esperaba la recompensa final, la verdadera victoria: huevos fritos, longaniza, chorizo, morcilla… y acuarius. Acuarius con cerveza que después de todo sabe como la limonada. Si algo aprendí, aparte de que los avituallamientos con queso de Corroncui son mejores que los avituallamientos con sólo fruta, es que se puede hacer un buen "champú" con acuarius.

Ya sólo me queda felicitar a la organización, al buen ambiente reinante, a Xavi y Xep por el viaje iniciático, y a la química farmacéutica por paliar los daños colaterales que sufro.

Como un padre primerizo muestro orgulloso mi primer diploma.